La Enzima de la Inmortalidad

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Aunque parezca un argumento de ciencia ficción, existe una molécula con la capacidad de alargar la vida indefinidamente, y no necesitas ir muy lejos para encontrarla. Está dentro de tu propio organismo, eso sí, a nivel microscópico.

La telomerasa es una enzima cuya única función es conferir vida adicional a las células. Y ¿cómo lo consigue? Alargando los extremos de los cromosomas, denominados telómeros.

En los cromosomas se guarda la información genética, es decir, las instrucciones que ordenan cómo funciona todo en tu cuerpo: el color de tu cabello, la forma de tu nariz… y, también, las  enfermedades que tienes más riesgo de padecer. Desde su descubrimiento en 1990, se ha comprobado que los telómeros cortos están relacionados con el envejecimiento prematuro y con mayor incidencia y mortalidad por cáncer. Además, se relaciona con un sistema inmune debilitado, diabetes tipo 2, niveles elevados de colesterol en sangre, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, densidad ósea baja, demencia e incluso, infertilidad.

En la jerga científica, los telómeros son a los cromosomas «como el plástico del final de los cordones de los zapatos». Cada vez que las células se dividen, los telómeros se van acortando más y más, hasta que llegan a un límite crítico, conocido como el límite de Hayflick. A partir de entonces, los telómeros son tan cortos que los cromosomas pueden volverse inestables, y existe más probabilidad de daño en el ADN: errores y mutaciones genéticas. Lo que se traduce en enfermedades y envejecimiento.

Por tanto, si existe una enzima capaz de alargar los telómeros, ¿por qué padecemos enfermedades y morimos? En realidad, la actividad telomerasa se «desactiva» al nacer. Por lo que, a partir de entonces, estamos irremediablemente condenados a envejecer y, en última instancia a morir. Más tarde o más temprano.

Una enzima capaz de conferir vida adicional a las células supuso un hallazgo muy prometedor en el desarrollo de terapias anti envejecimiento e, incluso, anti cáncer. Es precisamente a esta temida enfermedad a la que le debemos tal descubrimiento: en 2003, a la estadounidense Elizabeth Blackburn, junto a su equipo, se le concedía el premio Nobel de Medicina por comprobar cómo las células tumorales eran capaces de activar la acción de la telomerasa para convertirse en «inmortales».

¿Llegaremos a dominar la telomerasa para alargar indefinidamente la vida de nuestras células? Por el momento, esta hipótesis sigue perteneciendo a la ciencia ficción. Lo que sí es ciencia es que el futuro de la medicina, cada vez más personalizada, se dirige a retrasar y prevenir todas las enfermedades, lo que, por supuesto, implica vivir más tiempo, aunque la meta de vivir más también implica responsabilidad de cada cual adoptando rutinas cada vez más saludables.

Fuente: muyinteresante.es